miércoles, 18 de mayo de 2016

Mi entorno de aprendizaje o mi PLE (Personal Learning Environment)


Al googlear la sigla PLE y PLN gran cantidad de sitios, videos y gráficos/mapas con iconos muy conocidos aparecen. Clickeamos las páginas y buceamos y nos encontramos con especialistas en TIC brindándos explicaciones, genealogías de procesos recientes en la web 2.0 que impactan en los modos tradicionales de aprender, conceptualizaciones, e ingeniosos tutoriales que nos orientan para la elaboración de estos "entornos, comunidades de aprendizaje y redes", donde se cruzan herramientas para acceder a la información, procesarla, recrearla, volverla más propia y pertinente a nuestros intereses y necesidades (darle un valor agregado subjetivo) y comunicarlo/ compartirlo.

Según nos explica Paola Dellepiane(2014) @paoladel 

"Un PLE es un mapa que evidencia el entorno en el que podemos aprender. Así, un PLE incluye los espacios físicos, las personas con las que aprendemos, los medios que son utilizados para acceder a información relevante y las herramientas usadas para compilar dicha información e interactuar con otros.


El papel central del PLE sin dudas es el de potenciar el aprendizaje social en ámbitos más allá de los institucionales o formales"


Aquí va mi primer PLE en un intento de organizar mi propio entorno virtual de aprendizaje.






jueves, 5 de mayo de 2016

Educar en tiempos de ciberculturas. Acerca de los desafíos de formar docentes en clave de cambio




Me encuentro cursando un seminario virtual de producción de contenidos y ambientes digitales educativos. Las lecturas que vengo realizando me interpelan especialmente como formadora de docentes, en especial porque se plantea como un desafío y también como una cuestión algo dilemática: cómo subvierte la formación docente esta transformación cultural, este pasaje a una sociedad líquida donde claramente la relación el conocimiento se ha modificado.



¿Cómo formar a las nuevas generaciones docentes en este nuevo contexto cultural, en tiempos de web 2.0, en tiempos de DG (después de google), de inteligencia colectiva, de sujetos que no sólo se comunican de otro modo, sino que se ven atravesados en sus producciones culturales diarias por las redes telemáticas/informáticas?
¿cuáles son las nuevas mediaciones (Ferry, G.) que se ponen en juego en la formación docente? ¿cómo formar a los futuros educadores en estos tiempos donde la alfabetización digital supone la adquisición de competencias digitales que aún los formadores no hemos desarrollado o que tampoco manejamos con eficacia?


Hace unos años cuando cursaba el último año del profesorado de Ciencias de la Educación, un profesor nos dijo, “el cambio constante en el conocimiento vino para quedarse, todo esto que ustedes estudiaron ya es obsoleto” Y no se equivocaba, lo más cercano a las TIC en mi formación fue trabajar con procesadores de texto, planillas de cálculo y alguno que otro se animó al powerpoint, de puro curioso nomás. Lo cierto es, que si bien ya pasaron varios años de mi egreso (2006) la forma de trabajar/procesar/abordar la información, de pensar el conocimiento, de considerarlo válido - en la academia y en las escuelas-, sigue siendo desde racionalidad moderna lineal, estática, enciclopédica, en el mejor de los casos, se contempla una interpretación procesual de los aprendizajes. Las instituciones que tradicionalmente, dentro de sus paredes, transmitieron el conocimiento, siguen estando muy alejadas del modo de socialización que plantean las redes telemáticas, donde el hipertexto instala otros modos no solo de aprender, sino de producir conocimiento, donde la lectura se complejiza, y nos acerca a la producción de un conocimiento que se alimenta de otros textos (imágenes, videos, sonidos) resultados híbridos, densos simbólicamente (Barbero) y líquidos, en el sentido de que su durabilidad también es mutable.


El que no sabe, pierde.


La intensa relación que se establece con computadoras, programas, celulares, etc., está cambiando la forma en que pensamos, sentimos, nos vinculamos con los otros y leemos el mundo.  (Kantor, D 2008: 43) Estos fuertes intercambios virtuales establecen una nueva sensibilidad/ subjetividad, otra forma de ser sujetos: de resolver nuestros problemas, de expresar nuestras emociones, de comprar ropa, libros, calzado y cualquier objeto que se nos ocurra, de pensarnos, de manifestar ideas y producir conocimiento.


Quizás las respuestas que empiezo a ensayar, como hipótesis a partir de las reflexiones que se abren juego en este proceso formativo, tengan que ver con que, la tarea a asumir como formadora es compartir estas preguntas, estos ensayos y experimentaciones con mis estudiantes, esta horizontalidad que plantea la cibercultura. Si hay algo que he aprendido gracias a mis alumnos de secundaria es que la intuición, la experimentación son actitudes sumamente necesarias para adentrarnos en el ciberespacio. “Yo lo hice así, pero también se puede hacer de esta forma”. Las nuevas competencias que demanda la alfabetización mediática fundan valores de solidaridad, colaboración, cooperación, pero también requiere del rol adulto que oriente en el desarrollo de competencias vinculadas a la ciudadanía digital: la autonomía, la reflexión crítica, la responsabilidad.


Al decir de Adell,J. entonces los nuevos docentes, deberán ser formados en el desarrollo de estas competencias, y esto implica poner las manos en la masa, aprendemos usando, resolviendo, construyendo normas y desarrollando el buen juicio en un ejercicio activo de esa ciudadanía


“... ocurre que somos (nada más y nada menos) responsables de la educación de adolescentes y jóvenes, y portamos unas experiencias y una formación que muchas veces –aunque no siempre, por cierto– nos permiten advertir algunas cosas que creemos son valiosas para ellos/as y otras que no les convienen tanto. Tenemos la responsabilidad, entonces, de generar entornos en los cuales puedan no solo sostener o revisar lo que eligen y lo que hacen, sino también conocer, querer y poder elegir otras cosas. Es en esa serie de diferencias, como señala Hassoun (1996), en donde inscribimos aquello que transmitiremos. La función de transmisión, de mediación adulta en la apropiación de la cultura por parte de los jóvenes, es dar cuenta del pasado y del presente; no solo del pasado, no solo del presente” (Kantor, D. 2008: 41)




lunes, 2 de mayo de 2016

Primeras palabras


Siempre me ha gustado leer y escribir, incluso de pequeña fantaseaba con ser escritora. Escribo siempre. Las últimas hojas de los cuadernos que uso para mis clases están destinados a ideas sueltas, poemas que muchas veces parecen no tener sentido, frases que surgen en clase, relatos de conversaciones con colegas y situaciones que me dejan pensando y que parece urgen ser escritas. Tal como Rosa Montero dice en el libro “la loca de la casa”, tengo en mi cabeza un run-run de ideas que claman por ser volcadas a un papel. Siempre que la vuelvo a leer las re-significo, puedo percibir: angustia, preocupación, desafío, sinsentido o nuevos sentidos. En ese escrito, en esa organización que voy dándole a mis pensamientos, hago un relato que es biográfico y ficcional, que es totalmente subjetivo y condicionado por ese presente y todos mis pasados. Como decía Barthes toda autobiografía es ficcional y toda ficción autobiográfica.

Me gustaría que poco a poco este blog funcione realmente como bitácora, registro de experiencias y preguntas que me despiertan el hacer pedagógico y otras aventuras cotidianas. Nadie cuestiona la importancia de la lectura en la formación docente, la necesidad que todos los docentes una vez finalizada la formación inicial continuemos leyendo. Pero parece que la escritura, el ejercicio de comunicar ideas desde la producción escrita, es desestimado. Considero que muchas veces el proceso de la escritura parece un trabajo de privilegio para quienes se dedican a la investigación, siendo que es un recurso sumamente valioso para pensarnos, mirarnos, de-construirnos.
Al generar con compromiso un proceso narrativo podemos encontrarnos de un modo muy profundo con los propios miedos, prejuicios, esquemas, matrices, intereses. Pero también, es recurso genial para pensar sobre diversas situaciones que acontecen en nuestro trabajo como formadores.  Es decir, también podemos des-armar, por ejemplo a través del relato de una situación vivida como problemática junto a nuestros alumnos o colegas, cómo los diversos actores sociales en juego están manifestando intereses, visiones, lecturas, supuestos.

En algún punto la escritura permite objetivar, tomar cierta distancia, confrontarse con lo escrito.