lunes, 15 de mayo de 2017

De lo tecnológico a lo artesanal o de los saberes/competencias vulgares a las competencias digitales. Una posible analogía de los aprendizajes


Quiero compartir una analogía que hace tiempo me viene dando vueltas. Entre el aprendizaje cooperativo y colectivo, que abunda hoy en las redes telemáticas (haciendo referencia a algunas dimensiones del aprendizaje conectivo), y lo podríamos llamar la transmisión de conocimientos y saberes vulgares. Creo que se parecen mucho, o al menos tienen mucho en común.

Por ejemplo, de pequeña aprendí a tejer a dos agujas, al crochet y a coser,  gracias a mi bisabuela y mis dos abuelas. Ellas lo hacían habitualmente y eran muy diestras en esas tareas, incluso mi abuela materna era modista y cosía para otras personas. Ellas poseían un conjunto de competencias vinculadas a esas labores, y no habían estudiado en ninguna academia o escuela, obtuvieron ese saber de otras personas y lo reconvirtieron, recrearon, complejizaron y multiplicaron. Lo hicieron suyo y lo hicieron mío. Luego este saber, yo también lo amplié, lo complejice, lo adapte a las mis necesidades y demandas.

Este tipo de producción artesanal, al igual que los oficios muy antiguos, tiene un fuerte basamento en que el aprendizaje se sostiene en la observación, en la prueba, en la experimentación, en la manipulación, en su desarrollo es más importante el saber técnico/práctico puesto en acción que el saber teórico. No es un saber ordenado, más bien es caótico. El hacer plantea problemas y desafíos que se resuelven con creatividad o consultando con otros (extendiendo redes). Es muy común que los tejedores intercambiemos opiniones sobre cómo resolver algo.

Después de DG (después de Google) accedí a tutoriales en youtube donde observe videos de diferentes lares, incluso recuerdo uno de una mujer japonesa otorgando instrucciones generosas sobre tejido. No hacía falta conocer el idioma solo observar el procedimiento, igual que con mis abuelas.
Comunitario, cooperativo, compartido, social- sociable. En este tipo de saberes quién enseña ofrece un saber compartiendo con su aprendiz el hacer. En el aprendizaje del tejido se jugaron para manejar esa habilidad; personas dispuestas a compartirme un saber que tenían y a esperar mis tiempos de aprendizaje, compartiendo sus herramientas, permitiéndome que teja cosas espantosas, que me equivoque... Pero también había mucha flexibilidad y creatividad de quienes enseñaban. Mi bisabuela me enseñó a tejer al crochet frente a un espejo porque yo soy zurda, la trasmisión de su saber tejer priorizo mi aprendizaje de la “competencia tejer”, por sobre el procedimiento en sí mismo, lo importante para ella era que yo logre aprender, que supere la dificultad,  comprenda y “recablee”, genere nuevas conexiones para obtener ese aprendizaje. Pero además, y esto es muy importante, actuaba la confianza en el aprendizaje, esto que Cornu llama la confianza pedagógica, que supone creer que el otro va aprender, y en relación con ello, el valor de lo compartido y lo comunitario, que hacía que tejer sea algo social y que aquello que lograba hacer, era vivenciado como un logro compartido. Lo mismo sucedía con la costura, mi abuela se juntaba con su hermana y una vecina a coser, intercambiaban ideas, telas, moldería, formas de confeccionar, de crear o solucionar.

El aprendizaje que tiene lugar en las redes, el que los jóvenes hacen de lo que circula en esta gran  masa de información que muta permanentemente en internet, se parece a cómo aprendí a tejer, a cómo se aprenden muchos oficios artesanales. Se aprende de otros y con otros, se experimenta, se trabaja sobre material, se obtienen al principios productos rústicos, básicos, quizás no tan logrados estética y comunicativamente al principio, pero que se complejizan y mejorar en cuanto a su técnica en el proceso de socialización, en tanto participan y contribuyen en su elaboración. Todos somos aprendices y todos somos aportamos.


Se parece y no se parece, obviamente, porque como sabemos había mucho saber que guardaba celoso el maestro que enseñaba a sus aprendices los secretos de su oficio y que en esta era de ciberculturas, o transmodernidad, se rompen totalmente porque el saber aparece como producto de la alquimia de las multitudes, es de todos, no es de nadie. Pinterest es un buen ejemplo de esto, es una comunidad donde se comparte mucho de todo esto… y una amiga a la que le recomendé la aplicación, me dijo, yo no “pineo” nada, todo lo descargo porque no me gusta que los que me siguen puedan ver cosas que descubrí yo, para que nadie me robe las ideas. El razonamiento de mi amiga, choca con justamente la idea social, o de redes sociables.

Creo que hoy la enseñanza, pensando en términos de aprendizaje conectivo,  está más cerca de lo que hacían mis abuelas que lo hicieron conmigo mis docentes. Y no significa simplemente enseñar procedimientos, hay algo de lo artesanal que se juega en el desarrollo de las competencias digitales y que siempre lo manejaron los buenos maestros, los buenos maestros enseñan a buscar, instalan la inquietud, el deseo de búsqueda, aquello que enseñan subvierte el orden del resto de nuestros saberes, conmueven nuestra vida, nuestras concepciones, los buenos docentes enseñan a crear redes, a navegar en mares indomables donde no se ve el horizonte.


miércoles, 1 de junio de 2016

La trama y el des-enlace/ los aprendizajes y los enlaces.


Algunas ideas finales (que no son cierre) y analogías musicales…
Piero Fornasetti


¿Qué es lo queda? Después de las ecuaciones, de los elevados al cubo y al cuadrado, de las grandes batallas, de los ADN y los ácidos ribonucleicos, de las lecturas forzadas, de los olvidos posteriores a los exámenes.

La idea de resultado, producto, es próxima al pensamiento moderno, a la escuela moderna con su fuerte tradición vinculada a la “mostración de aprendizajes”, aprendizajes observables: sea la prueba escrita, la lección oral, y otros dispositivos empleados para evaluar. Recuerdo que a los problemas de matemática en la escuela primaria, debíamos añadirle la palabra “respuesta “y sus dos puntos con la solución del ejercicio. Importaban el total de metros cuadrados de las baldosas, la cantidad de naranjas que se comió Pedro. La respuesta, representaba el final, el cierre y se concluía sí se había aprendido correcta o incorrectamente la enseñanza impartida por la docente.

La escuela sigue planteando la enseñanza y el aprendizaje en términos de “paquetes evaluables”.
El saber empaquetado aparece como eso que tiene contornos claros, parece fácil de enseñar (enseño todo aquello que el paquete implica) y por ese mismo motivo, hay certezas bien definidas respecto a lo que se debe evaluar. Ese paradigma de escuela y de propuesta de enseñanza lo sabemos obsoleto, porque como dice Siemens el conocimiento está en la red, en términos de grandes masas de información a la que se puede acceder y no reside ya en los sujetos. Entonces, lo que “queda”, lo que se convierte en conocimiento son las habilidades, capacidades, saberes que tienen que ver más con saber hacer, cuándo, cómo, dónde, y con quiénes (Adell y Castañeda) que la capacidad evocativa de una conceptualización compleja.


Amar la trama más que el desenlace.

La producción, la experimentación, la creación, recreación, son más valiosas como aprendizajes que los resultados. Lo brillante aquí, es lo que sucede en el tramado de la idea, en el proceso reflexivo, en los nuevos enlaces y conexiones que establecemos a partir de una experiencia que invita al aprendizaje, y en esto último el desafío.

Las escuelas en este presente, que ya es futuro, solo abastecerán a las nuevas generaciones de saberes necesarios, saberes significativos, si son capaces de preparar en una ciudadanía digital (Adell), lo suficientemente competente, y no términos de competir con el otro, de ser más apto, sino como desarrollo de la capacidad de pensamiento y acción del sujeto, en el sentido de ampliar sus posibilidades de aprendizaje. Resulta necesario entonces, ofrecer, construir como docentes entornos de aprendizaje (Área) que habiliten experiencias sustantivas de aprendizaje, formar a los recién llegados para saber reconocer dentro de esto que se está nombrando como PLE y PLN, aquellas herramientas que lo conecten con la capacidad de enriquecer la realidad, lo presente, lo que lo atraviesa, lo que se presenta como desafío a resolver. Tomar la realidad y pensarla, complejizarla, vincularla, conectarla, otorgarle nuevos sentidos, incluso más próximos a él, a su universo subjetivo, recreándolos, haciéndolo suyos.
Ya para finalizar, comparto otra canción de Jorge Drexler que me gusta y ha caído en la desgracia o gracia, de ser empleada con fines de musicalizar campañas políticas y diversos eventos solidarios, la misma dice “cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da, nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde todo se transforma”, la letra y el videoclip de la canción logran ilustrar muy bien los vericuetos de la tarea educativa en tiempos de ciberculturas, pero también el propio proceso formativo que habilitó el seminario Procesos de Aprendizaje en Ambientes Digitales de la FCE-UNER. El trayecto recorrido me permitió re- situar el aprendizaje en nuevos entornos, re- significado en el universo de las redes y conexiones que nos vinculan con otros en infinitas posibilidades y latitudes, el aprendizaje conectivo no sólo como el aprendizaje que tiene lugar a través de las redes telemáticas, sino como un nuevo modo de entender las formar de aprender de los sujetos, como teoría de aprendizaje emergente que es caótica, incierta, continúa, compleja, sostenida en la co-creación. En otras palabras, me llevo o me quedo pensando que el aprendizaje más que se obtiene/adquiere y “queda”, es más bien, un proceso que siempre representa comienzo, transformación, apertura, inicio y en ese sentido su valor cognoscitivo, no tanto lo que “tengo” sino lo que soy “capaz de hacer” con lo tengo frente a las situaciones presentes.

El recorrido por este seminario facilitó la posibilidad de problematizar que la escuela en el contexto de la web 2.0 debe ayudar a trabajar y poner el disfrute, el goce y lo lúdico en la “trama” y no tantas expectativas en el cómo tiene lugar el desenlace.



miércoles, 18 de mayo de 2016

Mi entorno de aprendizaje o mi PLE (Personal Learning Environment)


Al googlear la sigla PLE y PLN gran cantidad de sitios, videos y gráficos/mapas con iconos muy conocidos aparecen. Clickeamos las páginas y buceamos y nos encontramos con especialistas en TIC brindándos explicaciones, genealogías de procesos recientes en la web 2.0 que impactan en los modos tradicionales de aprender, conceptualizaciones, e ingeniosos tutoriales que nos orientan para la elaboración de estos "entornos, comunidades de aprendizaje y redes", donde se cruzan herramientas para acceder a la información, procesarla, recrearla, volverla más propia y pertinente a nuestros intereses y necesidades (darle un valor agregado subjetivo) y comunicarlo/ compartirlo.

Según nos explica Paola Dellepiane(2014) @paoladel 

"Un PLE es un mapa que evidencia el entorno en el que podemos aprender. Así, un PLE incluye los espacios físicos, las personas con las que aprendemos, los medios que son utilizados para acceder a información relevante y las herramientas usadas para compilar dicha información e interactuar con otros.


El papel central del PLE sin dudas es el de potenciar el aprendizaje social en ámbitos más allá de los institucionales o formales"


Aquí va mi primer PLE en un intento de organizar mi propio entorno virtual de aprendizaje.






jueves, 5 de mayo de 2016

Educar en tiempos de ciberculturas. Acerca de los desafíos de formar docentes en clave de cambio




Me encuentro cursando un seminario virtual de producción de contenidos y ambientes digitales educativos. Las lecturas que vengo realizando me interpelan especialmente como formadora de docentes, en especial porque se plantea como un desafío y también como una cuestión algo dilemática: cómo subvierte la formación docente esta transformación cultural, este pasaje a una sociedad líquida donde claramente la relación el conocimiento se ha modificado.



¿Cómo formar a las nuevas generaciones docentes en este nuevo contexto cultural, en tiempos de web 2.0, en tiempos de DG (después de google), de inteligencia colectiva, de sujetos que no sólo se comunican de otro modo, sino que se ven atravesados en sus producciones culturales diarias por las redes telemáticas/informáticas?
¿cuáles son las nuevas mediaciones (Ferry, G.) que se ponen en juego en la formación docente? ¿cómo formar a los futuros educadores en estos tiempos donde la alfabetización digital supone la adquisición de competencias digitales que aún los formadores no hemos desarrollado o que tampoco manejamos con eficacia?


Hace unos años cuando cursaba el último año del profesorado de Ciencias de la Educación, un profesor nos dijo, “el cambio constante en el conocimiento vino para quedarse, todo esto que ustedes estudiaron ya es obsoleto” Y no se equivocaba, lo más cercano a las TIC en mi formación fue trabajar con procesadores de texto, planillas de cálculo y alguno que otro se animó al powerpoint, de puro curioso nomás. Lo cierto es, que si bien ya pasaron varios años de mi egreso (2006) la forma de trabajar/procesar/abordar la información, de pensar el conocimiento, de considerarlo válido - en la academia y en las escuelas-, sigue siendo desde racionalidad moderna lineal, estática, enciclopédica, en el mejor de los casos, se contempla una interpretación procesual de los aprendizajes. Las instituciones que tradicionalmente, dentro de sus paredes, transmitieron el conocimiento, siguen estando muy alejadas del modo de socialización que plantean las redes telemáticas, donde el hipertexto instala otros modos no solo de aprender, sino de producir conocimiento, donde la lectura se complejiza, y nos acerca a la producción de un conocimiento que se alimenta de otros textos (imágenes, videos, sonidos) resultados híbridos, densos simbólicamente (Barbero) y líquidos, en el sentido de que su durabilidad también es mutable.


El que no sabe, pierde.


La intensa relación que se establece con computadoras, programas, celulares, etc., está cambiando la forma en que pensamos, sentimos, nos vinculamos con los otros y leemos el mundo.  (Kantor, D 2008: 43) Estos fuertes intercambios virtuales establecen una nueva sensibilidad/ subjetividad, otra forma de ser sujetos: de resolver nuestros problemas, de expresar nuestras emociones, de comprar ropa, libros, calzado y cualquier objeto que se nos ocurra, de pensarnos, de manifestar ideas y producir conocimiento.


Quizás las respuestas que empiezo a ensayar, como hipótesis a partir de las reflexiones que se abren juego en este proceso formativo, tengan que ver con que, la tarea a asumir como formadora es compartir estas preguntas, estos ensayos y experimentaciones con mis estudiantes, esta horizontalidad que plantea la cibercultura. Si hay algo que he aprendido gracias a mis alumnos de secundaria es que la intuición, la experimentación son actitudes sumamente necesarias para adentrarnos en el ciberespacio. “Yo lo hice así, pero también se puede hacer de esta forma”. Las nuevas competencias que demanda la alfabetización mediática fundan valores de solidaridad, colaboración, cooperación, pero también requiere del rol adulto que oriente en el desarrollo de competencias vinculadas a la ciudadanía digital: la autonomía, la reflexión crítica, la responsabilidad.


Al decir de Adell,J. entonces los nuevos docentes, deberán ser formados en el desarrollo de estas competencias, y esto implica poner las manos en la masa, aprendemos usando, resolviendo, construyendo normas y desarrollando el buen juicio en un ejercicio activo de esa ciudadanía


“... ocurre que somos (nada más y nada menos) responsables de la educación de adolescentes y jóvenes, y portamos unas experiencias y una formación que muchas veces –aunque no siempre, por cierto– nos permiten advertir algunas cosas que creemos son valiosas para ellos/as y otras que no les convienen tanto. Tenemos la responsabilidad, entonces, de generar entornos en los cuales puedan no solo sostener o revisar lo que eligen y lo que hacen, sino también conocer, querer y poder elegir otras cosas. Es en esa serie de diferencias, como señala Hassoun (1996), en donde inscribimos aquello que transmitiremos. La función de transmisión, de mediación adulta en la apropiación de la cultura por parte de los jóvenes, es dar cuenta del pasado y del presente; no solo del pasado, no solo del presente” (Kantor, D. 2008: 41)




lunes, 2 de mayo de 2016

Primeras palabras


Siempre me ha gustado leer y escribir, incluso de pequeña fantaseaba con ser escritora. Escribo siempre. Las últimas hojas de los cuadernos que uso para mis clases están destinados a ideas sueltas, poemas que muchas veces parecen no tener sentido, frases que surgen en clase, relatos de conversaciones con colegas y situaciones que me dejan pensando y que parece urgen ser escritas. Tal como Rosa Montero dice en el libro “la loca de la casa”, tengo en mi cabeza un run-run de ideas que claman por ser volcadas a un papel. Siempre que la vuelvo a leer las re-significo, puedo percibir: angustia, preocupación, desafío, sinsentido o nuevos sentidos. En ese escrito, en esa organización que voy dándole a mis pensamientos, hago un relato que es biográfico y ficcional, que es totalmente subjetivo y condicionado por ese presente y todos mis pasados. Como decía Barthes toda autobiografía es ficcional y toda ficción autobiográfica.

Me gustaría que poco a poco este blog funcione realmente como bitácora, registro de experiencias y preguntas que me despiertan el hacer pedagógico y otras aventuras cotidianas. Nadie cuestiona la importancia de la lectura en la formación docente, la necesidad que todos los docentes una vez finalizada la formación inicial continuemos leyendo. Pero parece que la escritura, el ejercicio de comunicar ideas desde la producción escrita, es desestimado. Considero que muchas veces el proceso de la escritura parece un trabajo de privilegio para quienes se dedican a la investigación, siendo que es un recurso sumamente valioso para pensarnos, mirarnos, de-construirnos.
Al generar con compromiso un proceso narrativo podemos encontrarnos de un modo muy profundo con los propios miedos, prejuicios, esquemas, matrices, intereses. Pero también, es recurso genial para pensar sobre diversas situaciones que acontecen en nuestro trabajo como formadores.  Es decir, también podemos des-armar, por ejemplo a través del relato de una situación vivida como problemática junto a nuestros alumnos o colegas, cómo los diversos actores sociales en juego están manifestando intereses, visiones, lecturas, supuestos.

En algún punto la escritura permite objetivar, tomar cierta distancia, confrontarse con lo escrito.